martes, 2 de octubre de 2012

Cierta idea de Smiley

Añorado George:
Anoche vi esa película de Thomas Alfredson que trata de adaptar la novela 'El Topo'. Le Carré, tu ¿creador?, también colabora en ella y eso se advierte, sí, en la atmósfera que gobierna el reconocible universo desolado por una posguerra que acabó con el frente; la linea que distinguía inequívocamente los bandos. Desde entonces no sabes contra quién luchas, aunque aún tienes a Karla. Él tiene el mechero que le regalaste y tú, aunque no lo muestre la película, conservas su borroso retrato colgado en la pared. Todavía más imperceptible es la imagen de Ann; una figura lejana, esquiva; la brillante melena negra en eterno escorzo. Enemigo y amante, uno y otro, son fantasmas con los que mantienes una relación tan cotidiana como imposible. Dan forma a tu desencanto, enterrando los últimos vestigios de un viejo idealismo juvenil que ya no reconoces en ninguno de los tuyos, los moradores del Circus. Control ha muerto y el ambicioso Alleline no ha dejado que su silla se enfríe; Lacon sólo está interesado en tener contentos a los ministros; A la vieja Connie la han jubilado y el único material ruso del que dispone es una botella de vodka;  Haydon, con su aire de tutor de Oxford, se obstina en negar su edad acostándose con todo lo que se mueve; Sterhase, ese mercenario disidente, no merece comentario; ¿y Westerby? ¿Qué ha hecho Alfredson del honorable colegial? Ni rastro de su condición de eremita devorador de libros, un solitario derrotado como tú. De hecho Westerby eres tú, Smiley, con veinte o treinta años menos (pero eso sólo lo desvela tu trilogía impresa). Sin embargo, en la casa todavía permanece tu última esperanza, Peter Guillam, el elegante y leal (a ti) agente de campo que en el celuloide ha sustituido a la bohemia estudiante de violín por un maduro amo de casa de la City. Ahí están todos, juntos compartiendo soledades, en una carrera que devora los músculos del corazón y en la que no hay ganador; en un juego que no tiene gracia pero en el que abandonar no es una opción, siguiendo pistas falsas por un laberinto de miradas huidizas y silencios elocuentes. La fiesta os ha reunido, George, pero tú no logras emborracharte. Te entiendo; la película es sólo una aproximación a un mundo que ya no existe, y mañana hay que levantarse temprano.


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